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Sobre "La Caja"

Análisis apasionado de una triste realidad


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Febrero 2009

Trato de poner en orden mis ideas sobre el asunto procurando evitar que el desagrado por todos los programas de este estilo me condicione.

Y sigo haciéndome preguntas para precisar de qué hay que quejarse. Qué es lo que está mal para que el colectivo de profesionales de la psicología se posicione contra este programa y no haya dicho ni mú de los numerosos programas que muestran y provocan el dolor, la miseria humana, los enfrentamientos y más y más…

Por favor, no leas este párrafo anterior como “no entiendo de qué nos quejamos porque no hay de qué quejarse”.

Digo que no acabo de entender bien dónde está el problema. Porque, “problema” haylo.

En realidad es otro programa basura donde la gente cambia dinero por exhibición personal de lo que tenga (tetas, amantes, dolor, pasado…).

La diferencia parece radicar en que se han utilizado términos como “psicología”, “terapia psicológica”, “fobia”, “salud mental”… ah, sí… y “psicólogos colegiados”.

Hasta aquí deberíamos de estar de acuerdo.

Intentemos seguir buscando puntos de encuentro.

Es un programa de televisión, es decir, un negocio. No hace nada tan grave como para que se prohíba su emisión. No se muestra nada que no se pueda ver en otros programas, incluso a horarios de media tarde, con los adolescentes ante la tv. Se mantendrá si la audiencia lo mantiene (eso sí que debería preocuparnos).

Vamos, que no es de recibo escandalizarnos ahora porque alguien muestra su miseria y su dolor ante las cámaras. Hay programas mucho más patéticos que transmiten unos valores realmente anticonstitucionales… y ahí siguen.

Es decir que estamos ante un programa basura que no hay manera de prohibir y que se relaciona con el ejercicio de la psicología. Lo queramos o no, es lo que hay.

Ante esa realidad, la profesión toma postura: rechazo.

Yo tiendo al pragmatismo radical. Y me enfrento a un hecho también indiscutible: la psicología está en las pantallas de tv, en todos los diarios, en cientos de páginas web… y eso… sería bueno si se estuviera ofreciendo una imagen adecuada de la profesión.

Ahí creo que radica el problema.

El programa en cuestión “vende” psicología pero no la “vende” para el beneficio general de la profesión, sino para el beneficio de la productora. Evidentemente.

Y no le importa otra cosa que la audiencia, ¡faltaría más!. Y se pasará la psicología por donde sea mientras consiga el momento más morboso o llamativo para que esa audiencia siga tragando publicidad.
Y, eso, nos guste o no… es lo que han hecho siempre los programas de tv, traten temas médicos, legales, educativos o psicológicos. Se deben a la audiencia, no al Colegio de Psicólogos.

No hay que ser ingenuo, aunque tampoco hay que conformarse. Por descontado.

Espero que, hasta aquí, también estemos de acuerdo.

Sigamos.

Nos encontramos pues con que, el ciudadano de a pié, ha oído, leído o visto la palabra “psicología” y “psicólogos” más veces en la última semana que, quizás, en toda su vida.

Y eso… es muy interesante.

Si el problema es la idea de psicología y de psicólogos que le está llegando, la tarea debería ir por ahí.

Voy a recordarte un escenario que seguramente no has pensado pero que ocurrió.

Hace meses, cuando comenzó la preparación del programa en cuestión, ya se hablaba con temor de él. Es decir, no ha sido un programa que ha nacido de la noche a la mañana. Lleva meses anunciándose, avisando de qué va. Incluso, si no recuerdo mal, la bolsa de trabajo del COPC publicó el anuncio en el que se buscaban profesionales para el programa.

Por todas las razones antes mencionadas, no costaba nada hacerse la idea de que iba a ser un “psico-chou”.

Alguien iba a invertir una pasta gansa en utilizar la psicología para ganar dinero por medio de la televisión.

Pero parece que nadie en el COPC se molestó en contactar con la productora, indagar, negociar, lo que fuera… para cuidar la imagen de la profesión o, incluso, si se podía, aprovecharse para vender “psicología”.

No quiero entrar en la crítica. Quiero intentar concretar los aspectos objetivos de una realidad que, nos guste o no, vamos a tener en nuestras narices mientras la audiencia lo quiera.

Mi apoyo al COPC por la reacción. Aunque no me guste que la motiven las quejas de numerosos colegiados. Me hubiera gustado más motivada por la inexacta, parcial y peligrosa imagen que se ofrece del ejercicio de la práctica psicológica.

Y creo que no basta con la protesta y la amenaza (siempre amenazando) de emprender acciones legales… (muy condicionadas, eso también hay que decirlo).

La cuestión es: cómo nos aprovechamos de la situación. Cómo paliamos el daño que pueda hacer el programa a la imagen de la profesión.

Porque de impedir su emisión, nada de nada. Y darle la espalda mientras la sociedad piensa que todos los psicólogos tenemos una “caja” en la consulta… tampoco es muy acertado. Ir a por los profesionales colegiados que trabajan por el programa, no es la solución al problema de imagen que puede estar produciéndose.

Ojalá la prepotencia, tantas veces patente, de nuestros dirigentes no les ciegue en este momento porque la única vía de conseguir algo que beneficie a la profesión es la negociación.

Negociar con la productora lo que sea, por ejemplo, dedicar minutos sueltos del programa a hacer hincapié en que lo que se ve en el programa es una parte mínima y descontextualizada de algunas de las muchas formas de hacer psicología que tiene nuestra profesión. Hay mil maneras de hacer atractivo ese mensaje de manera que compense algo la imagen de “chou” a la que no va a renunciar el programa.

Bajarse los pantalones, es lo que toca. Ponernos burros no parece que pueda contribuir a cambiar la realidad del programa.

Aunque… quizás ya es tarde y,,, a los productores les interese más la polémica y la publicidad gratuita que, con el comunicado del COPC, ya han conseguido.

Joaquín Morata